Reír. Reír a carcajadas y no parar. Ese fue el lema de esta boda.
Una ceremonia super emotiva, un guía que viajó desde Jerusalén, el canto del río y ellos, todos ellos, con sus miradas brillantes y la sonrisa pintada en sus rostros.
Creo que sobran las palabras para esta fiesta (porque sí que fue una fiesta!), cargada de risas, lágrimas y un baile descontrolado.
Espero que las imágenes les cuenten como fue esta hermosa historia de Amor…
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