Viajes y Sentires

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. Vivir en París.  Entre las muchas aventuras que me he propuesto este año (aparentemente no he nacido para estarme quieta), vivir París fue una de ellas. Y digo vivir París, no vivir EN París, porque son dos cosas diferentes. Cuando uno es turista re-corre. Traga información y paisajes a montones, come aquí y allá, corre de un metro al

. Terracota. Terracota y celeste, verde esmeralda, azul. Mosaicos, puertas talladas a mano, los aromas, las sonrisas, los niños, los sabores, las ventanas. . Marrakech me enamoró. Sus colores y la estrechez de sus calles te atrapan sin piedad. Todo es una caricia a los sentidos. El mercado huele a popurrí, a sándalo, a especias. El té contiene infinidad de ingredientes

Pasan las luces una a una. Difusas, distantes, como si la cuidad estuviera a oscuras.  Londres fue un veloz y agotado paseo por una película. El acento de sus habitantes me transporta, junto con esos buses rojos y enormes o las cabinas de teléfono. Sus edificios, su realeza, su constante construcción. Picadilly Circus, Underground, Mind the Gap, cup

. Las luces de navidad daban un marco especial a nuestra mesa de camping. Más tarde las estrellas iban a aparecer para reemplazarlas. La noche cerrada se empecinaba en tenernos a oscuras, pero el fuego chispeante nos regalaba su luz y calor mientras preparábamos la cena. . Cada cual con su vaso de vino nos sentamos rodeando el fuego, mientras

Mis amigos han sido mis amigos por muchos años. Llevo más tiempo conociéndolos que sin saber de ellos, hemos compartido tantas cosas! El colegio, la adolescencia, los primeros noviecitos, el viaje de egresados, la vida de estudiantes, el desarraigo, las parejas, las recibidas, las mudanza , los casamientos, los hijos (que considero mis sobrinos), los trabajos, las

.Nueva York late a un ritmo desenfrenado. Todo vibra, todo es ahora. Mujeres que caminan apuradas mientras los tacos golpean las veredas marcando el pulso, hombres de traje, chicos con mochila, todos con auriculares puestos, sumergidos en su propio universo y con un rumbo firme. Cafés to go, bolsas con comida, edificios y más edificios, luces y más

. Entretejiendo sueños, Islandia se dibujaba en el horizonte. Ese lugar tan remoto, tan lejano, y tan desconocido. La tierra de los Vikingos se había convertido en ese ideal a 12.500 km de distancia, por lo que saberme ahí era la expresión máxima de que Creer es Crear. La desolación, el silencio, el viento frío, el hielo, la inmensidad. Islandia

. Otros tiempos, un viejo relato, otros aires. Eso se respira en Salta. Es como si en vez salir de un aeropuerto hubiera travesado el portal de una máquina del tiempo que me llevara a otro momento histórico, con más serenidad, con más calma, con mas naturaleza que late, vibrante en texturas y colores, en sabores y aromas, viva.  

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